Parecía un día igual, pero terminó siendo uno distinto,
fué el día en que me metí en un laberinto.
"Mujeres" decía en la puerta de entrada,
de la salida ni hablar... no la veo ni cuadrada.
Al principio, solito vas sin miedo,
y por cualquier lado te metés,
y por cualquier lado te metés,
una atractiva y maliciosa belleza te llama;
lo dificil no es entrar, sino saber salir,
no alcanza con chocarse contra la pared,
también hace falta aprender
que con la cabeza no se la puede romper.
que con la cabeza no se la puede romper.
Me encontré algunos otros con quien comparto este ilógico andar.
Consejos y estrategias me dieron para la salida encontrar:
- ¡Confundilas y vas a ver como van a estar con vos!
(se ve que hay varios que confunden mejor que yo)
- ¡Alabalas y seguiles la corriente que es lo mejor!
(pasan tres minutos y me olvido lo que estaba haciendo)
Tantas tácticas elaboradas y ninguna tiene razón:
Mas de una vez darme por vencido me sirvió para ganar
y mas de una vez perdí cuando con todo fuí a buscar...
igual lo mas triste es el mediocre sentimiento de empatar
o las inutiles frases que empiezan con un ¿y si hubiera...?
Lo digo hoy, que NO perdí una mina,
gané experiencia.
Estoy mas cerca de la salida
aunque no estoy seguro de quererme ir de aquí.
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