martes, 3 de enero de 2012

La poesía está en todas partes

Iba sin ir, miraba sin mirar
otra calle igual de mi ciudad
rutinariamente y sin pensar,
integrando sin dejar de renegar
este capitalismo que nunca intenté abandonar,
este sistema que me tiene como un mínimo engranaje,
revolucionario... sin sacarme el traje.
Todo eso no iba pensando;
hasta que seis años de pura inocencia,
me hicieron estremecer
...revolviendo su tacita de café;
imposible no conmoverse con su presencia:
seis años de anónima y pura ternura,
esos ojos me transmitieron toda su bondad.
Es de noble reconocer que me costó aguantar las lágrimas,
no sé si es la palabra justa, pero creo que me dió lástima.
¿Merecen esos ojos las injusticias de la vida?
¿Merecen esos ojos responsabilidades, miedos y dolores;
fracasos, decepciones, angustias y desamores?
¿Merecen acaso esos ojos, estar a mil o diez mil pesos de la felicidad?
¿O que le digan, nena no, por que no es la hija del capo?
Y de tanto pensar, me dí cuenta que no tengo lástima por ella,
típico mío, no lo puedo negar, egoísta a todo trapo...
Lo que me pasó al verla, fue lástima por mi mismo,
lo que me pasó al verla, fue un ataque de melancolía,
ya que esa mirada, alguna vez fue la mía;
y terminé de caer: nunca mas lo será.
Pero hasta en el más triste jardín, queda alguna alegre flor;
esta historia no derrocha alegría
y sin embargo no deja de tener su lado positivo;
no sé si es confirmación o descubrimiento:
La poesía está en todas partes,
es solo cuestión de dejar fluir los sentimientos;
y escribirlos, aunque eso no es lo más importante
¡Ah!... y mientras mas triste, mejor.

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