Instinto Salvaje
Otro minuto mas que a mi instinto reprimo,
otro año mas que a hacerle caso no me animo.
Que bueno sería poder realizar mis primarios deseos,
sin importar que quede mal, que quede feo.
Como me gustaría comprar un pasaje que me lleve de viaje
a un lugar donde pueda desatar mi espíritu mas salvaje.
Pero soy urbano, soy de la ciudad;
soy humano y vivo en sociedad,
esa que nunca en mi vida acepté integrarla,
sin embargo estoy en ella y no puedo abandonarla.
A los tumbos y a los golpes fui aprendiendo sus reglas:
de la ropa, solo sé que tengo que vestirme;
a saludar, cuando llego y antes de irme.
Aprendí que no es bueno decir lo que siento,
y de hacerlo, mejor ni te cuento.
Llegué a la conclusión que para un beso
hace falta mucho mas que dos con ganas de darlo,
y que al que no me cae bien, también tengo que abrazarlo.
Me cuesta mucho no devorar las mujeres con la mirada
y cuando me da bronca no puedo evitar gritos y puteadas.
Muchas cosas aprendí, otras estoy aprendiendo;
a otras no las voy a aprender jamás
y entre esas cosas, está callar este mudo y ensordecedor grito
que de alguna manera se arregla para hecermelo sentir mi instinto.
Por ahora lo silencio con mi razon que me recuerda las reglas
pero ¿quién sabe? tal vez algun día me decida,
haga caso a ese grito y mas libre a mi vida.
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